Las rocas se ablandaron a su capricho de ganadora. Las arenas del desierto fueron marcadas por las ruedas de su motocicleta. Su huella es inalcanzable. Pero ella no está conforme. Siempre quiere más. Catorce veces campeona del mundo de Trial. Cinco títulos mundiales de Enduro. Once veces reina del Rally Dakar. Pero ella quiere más.

Laia Sanz i Pla-Giribert, catalana por sus cuatro costados, creció entre motos y bicicletas. De hecho, su hermano mayor Joan tenía una Montesa Cota que terminó siendo el instrumento para su primera travesura de niña. También fue amor a primera vista. Con apenas siete años participó en su primera carrera. Claro, no ganó; pero ese día supo lo que quería hacer por el resto de su vida. En 1997, los hombres que competían contra ella aprendieron como duele el orgullo. La chica de doce años los había vencido sin atenuantes.
Fue al inicio del nuevo milenio que Laia ingresó a competir en torneos internacionales. Así llegó al Mundial de Trial, donde tras una rápida adaptación, se consagró campeona en la categoría femenina. Desde allí, ha resultado imposible detenerla. Son catorce títulos mundiales de trial, a los que se suman diez europeos y ocho españoles, sin contar las siete veces que alzó la corona en el Trial de las Naciones.
En el 2010 participó por primera vez en el Campeonato Mundial Enduro, en la categoría femenina, quedando tercera en la tabla final. Dos años más tarde subió a lo más alto del podio corriendo para Gas Gas. Consecutivamente y a bordo de una Honda, Laia ganó los torneos del 2013, 2014 y 2015, año en que se subió a la KTM, añadiendo el trofeo del 2016 a su repleta vitrina.

Pero mientras coleccionaba laureles mundiales en el Enduro, la catalana se ganó a pulso y sudor el rango de “Reina del desierto” con once participaciones en el Rally Dakar, ganando todas en la categoría femenina y tocando con la punta de los dedos la gloria en el año 2015, en el que alcanzó el puesto nueve en la general absoluta, siendo la única mujer en lograrlo en la historia de la mítica carrera.
Hoy, Laia se toma la vida con más calma y con 35 años ha anunciado que el próximo Rally Dakar “no lo correrá en moto” explicando que “ha sido una decisión difícil. Han sido muchos años, pero creo que era el momento ideal para hacer un cambio”. Ese cambio se dará con su participación en el Mundial de RallyCross RX2e. “Todas las cosas que hago me pueden ayudar. El ‘coco’ que he tenido siempre para la moto me puede servir mucho para aprender en coche”, finalizó.

Nuevo reto. De dos llantas a cuatro. Laia Sanz, la niña de Corbera de Llobregat que un día se bajó de su pequeña bicicleta para subirse a la moto de su hermano, ahora se baja de la moto para subirse al coche. El desierto, simple súbdito, espera a su reina.