Una de las escenas más recordadas del cine estadounidense es aquella cuando Al Pacino, interpretando al invidente coronel Frank Slade conduce un Ferrari guiado sólo por las indicaciones de su joven lazarillo. Lo que parecía una fantasía ha sido llevado a la realidad por un deportista peruano, causando asombro no sólo dentro, sino también fuera de nuestras fronteras.
Se trata de Pacho Cantt, quien piloteaba autos para el equipo MT Automotriz hasta que en el 2005 el Síndrome de Usher le produjo ceguera permanente. Esta condición no pudo con su amor a la velocidad y gracias a una admirable fuerza de voluntad se volvió a sentar detrás de timón, para conducir un coche de competencia junto a Piero Polar su copiloto y guía.

“Todo nació de improviso. Nos subimos al coche y empezamos a girar. Yo tenía confianza que iba poder dar la vuelta entera al circuito, lo que no me imaginé fue a la velocidad que fuimos. En un par de curvas sentí que el auto se “chorreo” un poco, así que usé la vieja táctica de freno, acelerador y cruzar el timón para sacarlo de allí y pudimos hacerlo. Fue una gran experiencia”, comenta Pacho.
Recuerda que “la última vez que corrí un auto fue en el año 1999 o 2000 en Las Palmas para las Tres Horas y ya tenía problemas en los ojos. Me sobré en una curva y cuando miré bien, había varios aviones estacionados, entonces, comprendí que tenía que alejarme de las competencias”.

“Mi lema es nunca rendirse y hacer realidad lo que parece imposible. La vida está llena de retos y adversidades y podemos usar eso para cumplir nuestras metas”.
Pacho Cantt estará realizando una exhibición antes de la partida de los tradicionales “1,001 Kilómetros de Yahuarcocha” en Ecuador, como el único piloto invidente invitado para demostrar que los sueños se hacen realidad frente a cualquier impedimento.