MEDALLAS DE SACRIFICIO

Hace unos días culminó el Campeonato Sudamericano de Atletismo U23 en la ciudad de Cascavel, Brasil. Perú obtuvo siete medallas en total (3 de oro, 1 de plata y 3 de bronce). Actualmente se llevan a cabo en Asunción, Paraguay los Juegos Suramericanos donde nuestro país ya viene cosechando sus primeras preseas. Sin embargo, es bueno saber que estos logros son producto del sacrificio individual de nuestros deportistas que utilizan -muchas veces- sus propios recursos para darnos una alegría.
María Luisa Doig consiguió la medalla de oro en esgrima y apunta hacia las Olimpiadas de Paris 2024. Ella ha declarado muchas veces que, si bien es cierto la federación o el IPD realizan programas de apoyo, aun se necesita un presupuesto mayor, pues muchas veces hay que prepararse en el extranjero como es el caso de ella. Para María Luisa practicar un deporte debería ser como un trabajo en donde se reciba un sueldo para poder dedicarse a tiempo completo.
Otra figura joven de nuestro deporte es la nadadora Alexia Sotomayor, quien también ha ganado muchas medallas en cada torneo en el que participa gracias a una dedicación individual y al apoyo de su familia. Situación similar la de la karateca Alexandra Grande quien gracias al IPD pudo costear un viaje para prepararse y entrenar, logrando una medalla de oro en Asunción.

La opinión pública debe entender que, para estar entre los ganadores, cada deportista debe dedicarle mucho tiempo a los entrenamientos y a la práctica misma del deporte. Ese tiempo a veces se hace corto, pues deben compartirlo con sus estudios o trabajos.

En el caso de los deportes automotores, como es de suponerse, la inversión es aún mayor, pues para estar en un equipo de competición de primer nivel en las categorías promocionales, es requisito contar con auspicios que aseguren el recurso económico para la preparación mecánica y solventar el costo de vivir fuera del país por largas temporadas, como es el caso de Matías Zagazeta quien actualmente es la promesa más cercana que tiene el automovilismo nacional para cumplir el ansiado sueño de ver a un peruano en la Fórmula Uno.
Todos nos alegramos cuando un compatriota gana una medalla, cuando sube al podio, cuando se escucha nuestro himno y flamea nuestra bandera. Pero detrás de ese momento hay una historia de sacrificio y esfuerzo. Ojalá que estado y empresa privada se unan en sinergia y emprendan la cruzada para acostumbrarnos a ver más seguido el nombre del Perú entre los triunfadores.

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