Rally Caminos del Inca: UN SUEÑO QUE CUMPLE 50 AÑOS por Jorge Luis Garay

Era viernes. No recuerdo la fecha, sólo recuerdo que era un viernes. A las cinco y diez de la mañana nos estacionamos frente a un tambo a la entrada de Callalli en la provincia de Caylloma, departamento de Arequipa. Tuvimos que tocar varias veces para que una señora de largas trenzas y con rostro soñoliento nos abra la puerta. Temí que la mujer se haya enojado por despertarla tan temprano, pero nos recibió con una amplia sonrisa. Como si nos esperaba.
– ¿Viene por la carrera?
-Si.
– ¿A qué hora pasa el primer coche?
-Calculo que en tres o cuatro horas
Nos preparó un delicioso desayuno que incluía su caldo de gallina. Tras la ventana, el día empezaba a clarear. Y con la luz apareció ante mí una extraordinaria formación rocosa que nos dejó sin aliento.
-Le dicen “el castillo encantado”- dijo la mujer que había percibido nuestro asombro.

Teodoro «El Zorro» Yangali en la década de los setenta. (Foto Sedano)

En cuestión de minutos nuestra sensación de soledad empezó a interrumpirse con la llegada de pobladores y vecinos. Algunos traían comida. Otros, bebida. También venían vendedores de galletas, gaseosas y dulces. El silencio se convirtió en bullicio. Una fila de niños con uniforme de colegio y cuaderno en mano seguía a su maestra. Entonces, supe que el día que el rally Caminos del Inca pasa por un pueblo de nuestros Andes, es feriado.
Nuestro cálculo estuvo cercano a la verdad. Un hombre cargando su radio a pilas y de larga antena anunció: “Ya pasó por Condoroma”. Habían transcurrido ya casi cuatro horas, cuando el bullicio cedió ante las señas de los jóvenes montados sobre las formaciones rocosas. Se hizo un breve silencio que permitió escuchar el lejano bramido de un motor. ¡Coche! ¡Coche! ¡Coche! Se lo repetían unos a otros como el mantra de un ritual en el extremo de la emoción. Por momentos, nos parecía estar viendo un zafarrancho de guerra. Todos a sus puestos. La espera había terminado.

Guillermo Arteaga. Caminos del Inca 1973 (Foto Sedano)


Entre el espacio serpenteante que dejan las rocas apareció la máquina. Todavía está muy lejos para saber con exactitud de quien se trata, pero la estela de polvo que deja a la cola la delata. Como un cometa en el cosmos que se acerca hasta llenar nuestro visor. El griterío ha vuelto, pero ahora mezclado con aplausos. Disparamos el obturador más que por ciencia, por instinto. Nuestras palpitaciones se aceleran hasta alcanzar la misma velocidad que sus pistones. El bólido ruge en nuestras narices puesto de costado como haciendo una reverencia al castillo encantado. Así como vino del Cusco se va rumbo a Arequipa. En los rostros de esos hombres, mujeres y niños hay una expresión de fascinación que es inolvidable.

«Luchón» Alayza pasando frente al «Castillo Encantado» de Callalli, Arequipa. (Foto Sedano)

Han pasado treinta y tantos años desde ese viernes. Muchos de esos niños que vimos al lado de las carreteras entre Lima, Huancayo, Ayacucho, Cusco, Arequipa e Ica estarán en la partida este fin de semana poniéndose el casco para competir. Porque Caminos del Inca es un sueño hecho realidad por gente como Henry Bradley y Nicky Alzamora. Es un sueño que ya lleva más de cincuenta años y estamos seguros de que durará para siempre.

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