
La cuarta edición de la South American Rally Race (SARR) volvió a tierras gauchas. Esta vez, el llamado “Dakar Sudamericano” se desplegó en nueve etapas que por doce días reunió a 137 participantes entre motos, autos y camionetas provenientes de Argentina, Brasil, Chile, Paraguay, Ecuador, Colombia, Uruguay, Perú e incluso de Alemania. La ruta fue todo un desafío. Cuatro mil doscientos kilómetros de caminos cambiantes, muy duros y climas extremos entre Catamarca y La Rioja. La tripulación formada por el chileno afincado en Lima Juan Carlos Vallejo y el navegante nacional Gustavo Medina en la VW Amarok del Team ProRaid Perú superó a otras noventa para levantar el trofeo en el cajón más alto del podio. Esta es la reseña de una gran victoria para el automovilismo peruano.

La caravana del Team ProRaid Perú liderado por Oscar Dávila arribó a Catamarca en el norte argentino con las credenciales de haber participado ocho veces en el Rally Dakar de forma consecutiva. Se sabía que iban a dar pelea, pero en los fierros, dar pronósticos adelantados es señal de imprudencia. Así que, silenciosamente armaron el vivac y pusieron manos a la obra. Quedar dentro del Top 10 en el Shakedown y el Prólogo provocaba sentimientos encontrados. No estaba mal, pero sintieron que podían acercarse más a los de la vanguardia.
“Hemos comprobado que todo está en su sitio en la Amarok. Esto recién empieza mañana” se alentaba Gustavo Medina en las redes sociales. En la etapa entre Catamarca y Santiago del Estero quedaron séptimos en la general y segundos en la Categoría T1.2, detrás de la tripulación brasileña formada por Cristiano Rocha y Anderson Geraldi que empezaba a cargar el letrero de favorita.
Entre Santiago y Santa María se mantuvieron cerca del binomio carioca, a pesar de tener algunos inconvenientes con los instrumentos de navegación. En una competencia de estas características la estrategia es muy importante. La idea es imprimir un buen ritmo, sin maltratar la máquina. Vallejo y Medina entregaron la Amarok ilesa en Santa María luego de transitar entre demasiadas piedras y agua.

En la siguiente etapa llegaron a Belén, acortando la diferencia a Rocha-Geraldi y trepando en la clasificación general. El coche argentino de Pino Estigarribia y Mayco Martínez, el tercero en disputa en la T1.2, no pudo seguir el ritmo a los punteros y se fue resignando a medida que transcurría el rally. La categoría se convertía así, en un pleito de sólo dos.
En la cuarta etapa desde Belén a Fiambalá, la balanza empezó a inclinarse a favor del team peruano. Vallejo y Medina no sólo fueron los más rápidos de la general, sino que -además- los problemas tocaron la puerta brasileña. El liderazgo de la categoría pasaba -entonces- a manos de los tripulantes de la Amarok. Quedaba un día más de competencia antes del descanso en Chilecito. En palabras de Medina, “bajo un calor infernal” pudieron defender la punta y subir hasta el P3 en la general, detrás de la cabina paraguaya formada por Blas Zapag – Juan José Sánchez y los argentinos Francisco Diaz Peralta, llevando de navegante a Adriano Dibatista.
Tras el día de receso en Chilecito, la misión del Team ProRaid Perú era administrar la ventaja frente a los esfuerzos de la dupla Rocha-Geraldi por acercarse. En la Etapa 7 entre Unión y Aimogasta, la Amarok hizo el tercer tiempo más rápido de la general, mientras que sus rivales directos en la T1.2 sólo pudieron arribar en el P9 con una diferencia de más de 21 minutos. Ahora la separación en el tiempo acumulado era de casi nueve horas.

Pero, Gustavo Medina tomaba el restante con la calma que le otorgan sus años de experiencia y sus innumerables horas de vuelo en estos asuntos. “Debemos respetar el rally y concentrarnos en estos últimos tramos”. Así lo hicieron. En la penúltima batalla trataron con guantes de seda a la nave. Y la nave recompensó.

Llegó el último día. En el punto de partida en La Rioja, los dígitos anunciaban que Vallejo y Medina iban delante de Rocha y Geraldi por más de nueve horas, lo que prácticamente les aseguraba los laureles en la T1.2. Además, estaban a dos horas detrás de la tripulación líder de la general, los paraguayos Zapag y Sánchez. A la brillante estrategia del equipo y la experticia de un navegante de lujo como Gustavo Medina, se sumó el gigantesco talento y técnica de un conductor como Juan Carlos Vallejo quien se encargó de llevar la VW Amarok al ritmo ideal en un tramo de complicadas condiciones de terreno.

Faltando 90 kilómetros para la bandera a cuadros sucedió lo inesperado. El motor de la Hi Lux de los punteros en la general decidió poner punto final a su vida útil. El desconsuelo paraguayo significaba una ventana de triunfo absoluto para Vallejo y Medina. Y no la desaprovecharon. En el podio se iluminaron las banderas de Perú y Chile ante el aplauso rendido de los demás sudamericanos. Ahora no sólo eran los ganadores de la T1.2, sino de la general en el modo autos. El sudor y las lágrimas de felicidad se mezclaron con el champagne de la celebración. Piloto, copiloto y mecánicos del Team ProRaid Perú abrazados, se tomaban la merecida postal de despedida, bañados de gloria.