El mundo se ha rendido ante Carlos Sainz tras ganar el cuarto Rally Dakar de su vida. Y gran parte de esa performance épica recae sobre el RS Q e-tron, cuya tecnología supone una innovación sobre la que muchos expertos tenían dudas. Es primera vez en la historia de la competencia más dura del mundo que gana una máquina híbrida. Audi se ha tirado abajo algunos mitos y ha iniciado una nueva era.
Este prototipo cuenta con un motor 2.0 turbo de cuatro cilindros que hace las veces del generador que recarga la batería durante la marcha. Utiliza un combustible sostenible derivado de residuos que reduce en un 60% las emisiones nocivas. Cabe destacar que este motor es un símil del que Audi usa en el Campeonato Alemán de Turismos.
La batería, a su vez, produce la energía para que dos motores eléctricos, ubicados uno en cada eje, generen la tracción total del vehículo. Este mecanismo híbrido le entrega al conductor hasta 383 CV de potencia que es lo máximo permitido por el reglamento. A pesar de sus 2.100 kilos, el RS Q e-tron acelera de 0 a 100 km/h en 4,5 segundos, sin importar si la superficie es de baja adherencia, cosa común en un rally sobre el desierto.
La cabina ha sido rediseñada tratando de brindar la mayor comodidad posible al deportista para que pueda maniobrar y tener el control sobre la información del coche. Las puertas de acceso se abren hacia arriba y la caja de cambios es automática de una sola marcha, haciendo más simple el manejo.
Sus dimensiones también rompieron esquemas. Sus 2.3 metros de ancho por una altura de casi dos metros le dan un aspecto de nave futurista que devora las arenas a su paso. Su altura al suelo de este Audi se aproxima a los 40 centímetros y su longitud es 4.67 metros. Para este año, los ingenieros de la marca alemana hicieron algunos cambios importantes en la aerodinámica.
Stéphane Peterhansel y el sueco Mattias Ekström también afrontaron el Dakar como parte del equipo Audi Sport. “Monsieur Dakar” como se le conoce al francés ganó la segunda etapa, pero en la sexta tuvo varios pinchazos que sumado a una falla en el sistema hidráulico no le permitieron accionar la gata, perdiendo suficiente tiempo para quedar fuera de la pelea. Por su parte Ekström, fue el más rápido del prólogo, pero en la etapa 7 rompió la mangueta de la suspensión.
Al final de la aventura más grande del mundo, Carlos Sainz significó la revancha para el equipo de los cuatro anillos. Calló voces y logró lo que nadie se imaginó. La gloria máxima a la que una marca puede aspirar. Ganar el Rally Dakar.