
Un fin de semana épico en el mundo automotor. Primero la joya de la F1 con el Gran Premio de Mónaco y luego el espectáculo automovilístico más grande del mundo con las 500 millas de Indianápolis en la “catedral” de la velocidad.
La noticia de la semana era la extensión del contrato de Carlos Sainz hasta el 2024 y con ello la estabilidad de la Scuderia Ferrari. Así las cosas, las condiciones estaban dadas en Mónaco para una batalla campal entre Ferrari y Red Bull donde podían sumarse los Mercedes, McLaren, Alpine y Alpha Tauri. Pero a medida que se fueron dando las practicas libres, fueron los dos punteros en el campeonato quienes marcaban la diferencia. Nuevamente fue Charles Leclerc quien hizo la “pole”, esta vez gracias a un accidentado “Checo” Pérez en la Q3 que paró los relojes y con ello arrebató la posibilidad a los adversarios de mejorar los tiempos. Ferrari conseguía el 1-2 en la grilla de partida y los Red Bull el 3-4 pero esta vez liderados por Sergio Pérez. Lando Norris conseguía la quinta posición a solo 2 décimas de Pérez y Verstappen seguido por George Russell, Alonso y Hamilton. El clima estaba seco, pero se veían las nubes negras en los alrededores. La incertidumbre consumía el ambiente sin embargo y curiosamente Sergio Pérez mostraba un estado de paz y distensión que llamó mucho la atención. Cuando llego a la entrevista unipersonal con Lawrence Barretto, corresponsal de F1, estuvo tan relajado y tranquilo que dejo muchas dudas y preguntas en el tintero.
La madre naturaleza puso de su parte y la lluvia llego antes de la partida. La decisión de hacer una partida rodada casi una hora después de lo programado, fue simplemente debido al trazado y la acumulación de agua en ciertas zonas. Mónaco es un circuito donde es muy difícil pasar y la lógica indicaba que si se daba una partida estacionaria, la mitad de la grilla, o más, terminaría fuera de competencia en la primera curva. Al cabo de 4 vueltas de carrera se empezaba a ver una pequeña huella que con el correr de las vueltas se iba secando cada vez más. Aquí la estrategia es primordial y por lo general los perseguidores tienen ventaja sobre los perseguidos. Carlos Sainz fue el primero en llamar por radio para indicar que él quería pasar directo a las slick mientras que el resto hacia la primera parada cambiando de mojadas a intermedias de lluvia. Esto le costó una posición a Sainz quizás por extender una vuelta más su parada, cosa que finalmente sucedió en la vuelta 22 y ahí es donde Ferrari comete el error garrafal de llamar también a Leclerc quien por haber parado 4 vueltas antes se encontraba físicamente detrás de Sainz. En un intento de corregir el error le piden que no entre a boxes pero ya era muy tarde y se encontró con el auto de Sainz. Al salir se dio con la noticia de estar cuarto tras haber liderado la prueba sin mayores contratiempos. El orden tenia a Pérez, Sainz, Verstappen y Leclerc y en un circuito como Mónaco solo un milagro cambiaría las cosas. Y Sergio Pérez necesito del milagro y su excelente conducción para mantenerse en la vanguardia en las últimas vueltas con las llantas totalmente gastadas. Checo se convirtió en el primer mexicano en ganar el Gran Premio de Mónaco y con ello ponerse en la pelea por el campeonato. Cuando se acercó Christian Horner a felicitarlo le oí claramente decir “quizás me apure un poco en firmar”. Ahí entendí su tranquilidad que además fue oficialmente anunciado que se le extendió el contrato hasta fines del 2024. Sainz terminó segundo seguido de Verstappen y un frustrado Leclerc. Russell fue quinto seguido de Norris, Alonso, Hamilton, Bottas y Vettel que cerraría con un punto para Aston Martin.

A poco de terminar con la entrega de trofeos en Mónaco, el llamado Capitán Roger Penske daba el comando de arrancar motores para la versión 106 de la afamada carrera. Aquí el favorito era el actual campeón de la serie, Scott Dixon, que además partía de liebre escoltado por su compañero de equipo Alex Palou. Ambos salieron con un plan de ayudarse mutuamente y cambiaron posiciones cada 3 a cuatro vueltas para ahorrar combustible y controlar mejor a sus adversarios. Pero Indy siempre es imprevisible y la primera bandera amarilla puso a Palou en desventaja al cerrarse los pits donde tuvo que entrar forzosamente debido a que se quedaba sin combustible y con ello perdió muchísimas posiciones gracias a la penalización que le fue impuesta. Dixon parecía tener todo bajo control y no tenía mayores rivales hasta que en su penúltima detención supero la velocidad máxima en la calle de boxes y con eso una penalización que lo saco de la contienda. Un error de principiantes. Adelante quedaba Patricio “Pato” O’Ward seguido de su compañero en el equipo Arrows-McLaren Felix Rosenqvist y Marcus Ericsson en otro Chip Ganassi Racing. La diferencia entre los tres era el pequeñísimo “Gurney Flap”, en el alerón posterior del auto de Ericsson que le daba mejor pisada sobre los McLaren. El mexicano O’Ward, quien había visto por televisión a su compatriota ganar en Mónaco, hizo un último intento luego de relanzada la carrera tras una bandera roja por el accidente de otro compañero en Ganassi, el ex NASCAR Jimmie Johnson, pero no tuvo lo necesario para rebasar a Ericsson y tuvo que contentarse con el segundo lugar. Y aquí un comentario aparte. Con un accidente a cuatro vueltas del final los comisarios deciden poner bandera roja y neutralizar la carrera para que todos tengan las mismas posibilidades y nadie saque ventaja a la hora de relanzar faltando tres giros para el final a diferencia de lo que sucedió en la final del campeonato F1 del año pasado. Es una lección que deben aprender.
México lindo y querido tienen en F1 a un ganador en Mónaco y estoy seguro de que dentro de muy poco veremos a Pato O’Ward llevándose el campeonato en la IndyCar.
Baku es la siguiente y tenemos una semana para prepararnos pero, este fin de semana despegaremos desde Detroit para continuar con los IndyCar en un campeonato que está totalmente abierto y nosotros lo veremos…¡desde arriba!