
La escudería Red Bull Racing se está adueñando de la máxima categoría del automovilismo mundial. El año pasado conquistaron -después de tiempo- el anhelado título de constructores y este año en dos carreras, sus coches han monopolizado las posiciones de vanguardia. Sin embargo, una sombra empieza a crecer en la interna del equipo. La relación entre el dos veces campeón del mundo Max Verstappen y el mexicano Sergio “Checo” Pérez ha empezado a calentarse dando lugar al nacimiento de una rivalidad que podría tener consecuencias. ¿Buenas? ¿Malas? Trataremos de averiguarlo en la siguiente nota.
Atrás han quedado los días de romance en el box austríaco. “Checo es leyenda” había sentenciado un emocionado Verstappen tras el épico duelo que protagonizó el tapatío con el hasta ese momento campeón del mundo, Lewis Hamilton, reteniéndolo y permitiendo que su compañero de equipo acorte distancias. Ese día, el neerlandés destronó al británico de Mercedes, poniendo fin a una hegemonía de más de un lustro.
Sin embargo, desde sus roces con Hamilton, Max Verstappen había demostrado un temperamento que en un deportista puede ser virtud y defecto a la vez. No acepta una derrota. Ni siquiera que lo adelanten. En la temporada 2022 en el GP de Brasil, ya con el título ganado, se negó a darle pase a “Checo” que necesitaba los puntos para obtener el subcampeonato del mundo. “Ya les dije. No me pidan eso” respondió por la radio ante la orden del equipo que, por cierto, desobedeció. En ese mismo instante, se acabó la amistad y la buena onda.

Muchas veces durante las vacaciones de fin de año, el mexicano ha manifestado su deseo de dar batalla por un campeonato mundial. Sabe que el tiempo se le acaba y nadie podría culparlo de intentarlo. Sin embargo, las voces desde Red Bull han sido contrarias a ese sueño, siendo la más sonora la del propio Verstappen, quien soltó una dura bomba que hablaba “del lugar que le corresponde a cada piloto”.
La tensión parece haber llegado a un punto de ebullición durante el último gran premio árabe en Yeda. El sábado, durante la clasificación Verstappen tuvo un problema con el eje de transmisión y su Red Bull tuvo que detenerse a la vera del circuito, no clasificando para la Q3. Como resultado partió décimo quinto. La pole fue para “Checo” que tras recuperarle el puesto a Fernando Alonso, quien le había ganado “el vivo” en la partida, sencillamente se mandó mudar estableciendo una clara diferencia con el resto del pelotón y por ende, con su compañero quien tuvo que remontar hasta ponerse tercero.
El abandono de Lance Stroll, quien diligentemente estacionó su Aston Martin donde casi no molestaba el circuito, dio origen a una extraña orden de sacar el Safety Car que acortaba las distancias entre los coches. Al reanudarse la competencia, “Checo” volvió a caminar a ritmo inalcanzable, mientras que Verstappen todavía tenía que dar cuenta de Alonso. La distancia entre los dos Red Bull superaba los cinco segundos y la orden del equipo fue de poner límite de velocidad para no arriesgar a las máquinas que, por la faena ya presentaban algunas fatigas. “Checo” desconfiado preguntó si a ambos le habían dado la misma orden. En ese momento, el piloto mexicano era dueño de la punta y también del récord de vuelta. Con esto se convertía en el líder provisional de la clasificación del campeonato. Pero en la última vuelta, Verstappen volvió a desobedecer la orden de la escudería y apretó hasta lograr el mejor tiempo del domingo y llevarse el punto de bono.
El reclamo de Pérez, ganador del GP de Arabia Saudita en la salita del televisor lo escuchamos todos. “Pero ¿no te dijeron que mantengamos el ritmo?”. “Si. Me dijeron que girara en 1:33:00, pero creía que podía ir diez décimas más rápido que eso” respondió el neerlandés casi sin expresión en el rostro.
Para Max Bromberg director de Perú Off Road & Racing la actitud de Verstappen “es un problema para la escudería, pues se trata de un piloto que no tiene bandera de equipo. Bajó el ritmo en las últimas 5 vueltas, recargando batería y cuidando llantas, para, en el último giro, cuando sabía que “Checo” no iba a acelerar más, hacer la vuelta más rápida y tomar el liderazgo del torneo”. Además, agrega que “todo piloto desea ganar, incluso cuando el auto no es de punta, entonces cuando se va en primera línea con la posibilidad de ganar campeonatos a veces es, a costa de lo que sea.”
Queda claro que el único coche que le puede ganar a un Red Bull es otro Red Bull y por lo visto, la sumisión de Pérez se terminó. Saldrá a buscar cada carrera y se pronostica que ese será el giro de emoción en esta temporada 2023. Con 33 años, cinco victorias en 242 grandes premios disputados durante 13 años en la Fórmula Uno lo hacen sin duda, el piloto más exitoso en la historia del automovilismo deportivo de México. Un campeonato mundial sería el corolario perfecto. El rival es muy complicado. Tal vez el mejor piloto en la grilla actualmente, pero con un temperamento que le va a jugar en contra tarde o temprano. Hagan sus apuestas.