Hace 37 años Coco Corbetto y Alfredo Bergna quedaron segundos en el Paris-Dakar TIERRA DE AVENTUREROS por Jorge Luis Garay

La bandera verde del Rally Dakar 2023 está por flamear. La gran aventura planetaria deja a su paso historias que nos hablan de la grandeza del espíritu humano para superar adversidades. Una de esas narraciones épicas la escribieron seis peruanos hace exactamente 37 años. Seis compatriotas que contra viento y arena le dieron sentido a la frase del británico Walter Bagehot. El mayor placer está en lograr lo que los demás dicen que no podrás hacer.
Aquí la reseña de una gran hazaña.
En diciembre de 1978 se había largado el primer Rally Paris-Dakar, creado por Thierry Sabine. La extrema dificultad en cuanto a climas, terrenos sumados al peligro atraía a pilotos de todo el mundo con la romántica ambición de escribir su nombre en tamaña aventura. Terminar una de sus ediciones equivalía a alcanzar la cima del Everest. En los siguientes años, la carrera se fue convirtiendo en el banco de pruebas para muchas marcas y equipos que llegaban a la rampa de partida con las billeteras llenas para demostrar la supremacía de sus máquinas.
Lejos de esa onerosa y lejana realidad, aquí en Lima, en medio de una amena conversación entre cebiche y pisco sour Coco Corbetto, Henry Bradley, Kike Pérez, Alfredo Bergna, Nicanor Gonzáles y Manolo Mendizábal se preguntaban ¿Por qué no? Así que chocaron las copas y al día siguiente se pusieron a trabajar en el proyecto.

Aunque, austero al lado de los que serían sus rivales, el presupuesto se veía inalcanzable, por lo que el primer esfuerzo fue para conseguir auspiciadores. Llegaron a un acuerdo con Mitsubishi para usar las Montero, que fueron preparadas previamente en Bélgica. Tuvieron que estudiar minuciosamente el reglamento. “Nos reuníamos todos los días. Nos parecía que habíamos regresado al colegio” recordaba riendo Mendizábal.
Pero correr un rally de esta naturaleza no es preparar un vehículo, subirse en él y conducir. Existe toda una logística que hay que cubrir. Los auxilios mecánicos, las reservas de hotel, los permisos, las comidas, el traslado de las máquinas, preparar el retorno y pensar en los imprevistos y varios etcéteras. Así que, en los siguientes meses tuvieron que trabajar el doble para tener todo en orden.
Todos tenían la fabulosa experiencia de competir en Caminos del Inca, pero el Paris-Dakar tenía un pequeño gran ingrediente que lo hacía diferente: el desierto. Entonces, las dunas iqueñas se convirtieron en una suerte de sparring natural. Tras sudorosas jornadas de preparación física en el gimnasio de Tater Ledgard y estricta dieta, los seis pilotos nacionales iban quedando listos.
El primero de enero de 1986 en el parque de Versalles se escuchó por primera vez el nombre del Perú en la partida. En esa época, el GPS era simplemente ciencia ficción. La brújula y los mapas eran la única tecnología de la que se valían para no perderse en el mar de arena. De arranque, el team nacional se enfrentó a numerosos problemas que no estaban en su lista. Antes de la mitad de la carrera, lamentablemente tuvieron que abandonar Henry Bradley y Manolo Mendizábal. Aún quedaban sobre las dunas africanas dos binomios blanquirrojos. Cuando las cosas se ponían bravas, el optimismo y sentido del humor de Nicanor Gonzáles proveía de ganas.

Kike Pérez recordaba que desayunaba cuando se le acercó el mismísimo Thierry Sabine. “La verdad es que me han sorprendido. Los felicito”. Los peruanos aprovecharon para hablarle de nuestros desiertos y escenarios. El creador del rally les dijo que se daría un viaje por estos lares para evaluar el terreno. Dio el último mordisco a su pan y se despidió. No tuvo otro desayuno. Esa misma tarde el helicóptero en el que supervisaba la competencia se desplomó. Sabine murió sin conocer Paracas.
En la capital de Senegal se volvió a oír el nombre del Perú. Esta vez en el podio. La dupla de Coco Corbetto y Alfredo Bergna llegaba en el segundo lugar de la Categoría Camionetas Maratón y en el vigésimo primero de la clasificación general. La voz de don Arturo Pomar en el noticiero de América Televisión se lo hizo saber a los peruanos quienes recién se enteraron de que seis locos de los nuestros habían cruzado el charco para hacer historia. Hace poco, Kike Pérez, el último sobreviviente de la hazaña partió a reunirse en la eternidad con los demás.
Tras varios preparativos y diligencias, en el 2012 el Rally Dakar tocó por primera vez suelo peruano. Luego en el 2013 y 2018. Y finalmente, en el 2019 se corrió íntegramente en nuestro país. Lo justo y necesario. Tierra de aventureros. De gente que logra lo que otros le dicen que no podrán hacer. Que así sea siempre.

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