Pocos saben que, por las venas de Nick Mason, el baterista de Pink Floyd, además de rock también circula gasolina. Cuando no está ocupado en grabaciones o giras con sus compañeros de banda, va al armario en busca de su anti-flama, sus guantes, su casco; se sube a uno de sus coches y corre. Y para decirlo de un modo floydniano, hasta la bandera a cuadros, corre como alma que lleva el diablo.
Nicholas Berkeley Mason tenía apenas 20 años cuando estudiaba arquitectura en el Politécnico de Regent Street en Londres. Allí, junto a Roger Waters, Bob Klose y Richard Wright formaron una banda universitaria llamada Sigma 6, encargada poner el ritmo todos los viernes en la cafetería del sótano. El joven Nick, sentado en la batería sintió que su vida tomaba una curva pronunciada. Cambió las maquetas por baquetas y los planos por partituras.
Un año más tarde, otro joven estudiante de arte y amante del blues llamado Syd Barrett se les unió con muchas ideas, que incluía un nuevo nombre. Fanático de Pink Anderson y Floyd Council bautizó al grupo como The Pink Floyd Sound. Más adelante borraron el “the” y el “sound”. Lo demás es historia conocida. Pioneros de la sicodelia, la banda se convirtió en un referente cultural. Comprometida con la estética y la innovación permanente, convirtió cada disco suyo en una obra de arte que ha influenciado a generaciones de músicos en todo el planeta. Títulos como The Wall, Animals, Atom Heart Mother o The Division Bell han vendido millones de copias. Pero fue el álbum The Dark Side of the Moon considerado por buena parte de la crítica como el mejor disco de rock de todos los tiempos, el que los elevó al olimpo de las leyendas.
Ya famoso, Mason empezó a materializar uno de sus sueños de adolescencia. Coleccionar autos y además correrlos. La Carrera Panamericana en México, las 24 Horas de Le Mans son algunas de las pruebas en las que ha competido. En su hangar conviven varios modelos de marcas como Bugatti, Maseratti, Lancia, McLaren, Jaguar etc. La mayoría de ellos, deportivos y los demás clásicos en perfecto estado de conservación.
Pero es con Ferrari que el músico tiene una relación más sólida. El romance se inició a principios de la década de 1970 con un 275 GTB/4. Siete años más tarde se hizo de uno de los apenas treinta y nueve 250 GTO que Ferrari fabricó. También cuentan que él y su compañero de banda, el guitarrista David Gilmour, condujeron los dos primeros F40 desde Maranello hasta el Paso de Calais donde embarcaron hacia Inglaterra.
Cerca de cumplir ochenta, actualmente Nick Mason vive en su cómoda mansión de Whiltshire con su esposa Nettie, otra enamorada de los autos. Además, todavía se sienta en la batería con su banda Saucerful of Secrets con la que tocan temas propios y por supuesto, algunos clásicos de Pink Floyd. Y de vez en cuando concede a algún periodista el privilegio de visitar el hangar donde reposa su colección y si está de buen ánimo, lo lleva a dar un paseo. Eso sí, como diríamos los peruanos…al mango.
FOTOS: David LF Smith, Colin McMaster, Dominic James, Max Earey, Sally Bliss
Jorge Luis Garay. Productor audiovisual y redactor de contenidos en Perú Off Road & Racing