Cada inicio de año, el Rally Dakar congrega a los espíritus más fuertes del planeta para ponerlos a prueba. Dos semanas recorriendo los terrenos más difíciles, bajo climas inmisericordes y sometidos a los caprichos de sus máquinas que, cuando menos se lo imaginan, pueden dejarlos varados en medio de la nada. Pero ellos no se detienen. Es que el Dakar es el ritual más importante del automovilismo de raid. Es cuando los titanes se reúnen para que sólo uno de ellos saboree el maná de la gloria.
CATEGORÍA ULTIMATE: ¡SAINZ, EL ETERNO MATADOR!
Y entre los titanes hay uno que sobresale de los demás: Carlos Sainz, dos veces campeón mundial de rally, campeón del mundo de raids en el 2007 y cuatro veces ganador absoluto del Rally Dakar. Sentado en la butaca del prototipo híbrido Audi RS Q e-tron desde el año pasado, el español está acostumbrado a hacer historia. Junto a él, en la previa, la marca de los cuatro anillos había presentado en sociedad a “Monsieur Dakar” Stéphane Peterhansel quien ha ganado esta carrera seis veces en motos y ocho en autos y al sueco Mattias Ekström. Sin embargo, una nube de escepticismo se respiraba en tierras sauditas que llegó a su punto más álgido con las declaraciones del cinco veces ganador y campeón defensor Nasser Al Attiyah quien medio en broma, medio en serio dijo que “no le daba más de tres días a los Audi para que se vayan a casa”. El tiempo y el desierto se encargaron de demostrarle cuan equivocado estaba.
El primer aviso lo dio Ekström siendo el más rápido en el Prólogo, pero también andaban cerca las Toyotas HiLux del Overdrive Racing Team en manos de Guillaume de Mevius, quien al día siguiente ganó la primera etapa de competencia propiamente dicha y Yazeed Al Rajhi piloto local y gran conocedor del terreno. Las dos Hunter ProDrive del Bahrain Raid Xtreme en manos de Al Attiyah y el francés Sébastien Loeb se sumaban al pelotón de protagonistas, sin descuidar al equipo ganador de las dos últimas ediciones, el Toyota Gazoo Racing quien apostaba por la juventud de Lucas Moraes. El “planeta racing” se frotaba las manos. Si algo era seguro es que, sería un gran Dakar.
En la segunda etapa Audi volvería a lo más alto con Peterhansel que ganaba su etapa número 50 en la historia del Dakar, lo que permitía a otro viejo zorro como Sainz hacerse de la vanguardia, pero amenazado por Al Rajhi, quien al día siguiente trepó a la cima del acumulado, recordándole a todos que Toyota siempre se hace fuerte en estos terrenos.
Los Hunter de Loeb y Al Attiyah hacían honor al nombre y pugnaban por cazar a los que iban a la vanguardia. En la quinta etapa, el catarí se puso segundo en la tabla general bajando un puesto a Sainz. Prometía ir por el saudí, pero el desierto guardaba una sorpresa.
La sexta etapa duró dos días. Sainz y el equipo de Audi trazaron una estrategia que funcionó a la perfección y fue decisiva en el resultado final. El español empujó en la primera parte consiguiendo buenas diferencias en tiempos. Además, Yazeed Al Rajhi se despedía de sus aspiraciones tras una volcadura en la HiLux. En el segundo día, su amenaza más clara, Nasser Al Attiyah rompió un cojinete de dirección y también dejaba en las arenas árabes su sueño de conseguir otro Dakar. Ahora para Sainz, la única amenaza era Loeb en el otro Hunter ProDrive.
Con problemas de navegación y todo, el francés se fue acercando al español amenazando su liderato, pero en el penúltimo día, la horquilla de la suspensión delantera derecha le dijo que para otra vez será. Sainz, sólo tuvo que llevar tranquilamente al Audi RS Q e-tron a la meta, convirtiéndola en la primera máquina de tecnología híbrida eléctrica en ganar un Dakar. Tras él llegaba al final la Toyota HiLux Overdrive Racing del belga Guillaume de Mevius a 1 hora 29 minutos 25 segundos, mientras que el tercer cajón del podio fue el premio consuelo de Sébastien Loeb. Para el “Matador” madrileño este es su cuarto Dakar a sus 61 años. Una verdadera leyenda viva.
CATEGORÍA MOTOS: LOS REYES DEL SUSPENSO
En las Motos Rally GP el pronóstico siempre fue reservado. Los tiempos estuvieron ajustados desde el principio hasta el último día del rally. Para muestra, basta decir que hubo siete ganadores distintos de etapa. Al final, el más constante en el tiempo acumulado fue el estadounidense Ricky Brabec a bordo de la Honda del Monster Energy, constantemente amenazado por el botsuano Ross Branch en Hero, quien arribó a 10 minutos 53 segundos y por la otra Honda Monster del francés Adrien Van Beveren a 12 minutos 25.
Sudamérica tuvo en el chileno José Ignacio Cornejo, en Pablo Quintanilla, así como en los hermanos argentinos Kevin y Luciano Benavides buenos representantes. En el caso de Cornejo ganando tres etapas, Kevin Benavides dos y Quintanilla una.
Este año, la categoría de las dos ruedas fue tocada por la fatalidad con la muerte del piloto español Carles Falcón, quien sufrió una terrible caída en la segunda etapa y falleció seis días después en un hospital de su país.
CHALLENGER: ¡CRISTINA GUTIÉRREZ HIZO HISTORIA!
En esta categoría todo parecía indicar que los polacos Eryk Goczal y su tío Michal Goczal harían el uno-dos. Sin embargo, tras una revisión técnica descubrieron una pieza de carbono en el embrague de sus prototipos que estaba fuera de reglamento. La consecuencia fue su inmediata descalificación.
Entonces, la vanguardia fue heredada por el estadounidense Mitchell Guthrie soportando el asedio de Cristina Gutiérrez, quien nunca arrió banderas. Cuando todo parecía definido y las diferencias entre primero y segunda superaban los 25 minutos; en la última etapa, la española aprovechó una falla en el turbo de Guthrie para hacerse de una victoria épica y que la convierte en la segunda mujer en ganar un Dakar.
En la tercera posición quedó el lituano Rokas Baciuska a 58 minutos 47 segundos, superando al chileno Francisco “Chaleco” López.
CUATRIMOTOS: ¡ANDÚJAR A RITMO DE MILONGA!
En las Quads, el argentino Manuel Andújar impuso condiciones desde muy temprano con una afinada estrategia y gestionando una diferencia que supo mantener, no sin la cuota de suspenso respectiva. Y es que, tras él, el francés Alexandre Giroud empezó a volar tratando de desvanecer la ventaja del gaucho, quien optó por no despegarse mucho de su rival en los tiempos.
Al final del Dakar, el trofeo se vino para Sudamérica y la diferencia entre ambos fue de sólo 7 minutos 59 segundos. En tercer lugar, arribó el eslovaco Juraj Varga a 4 horas 3 minutos 25 segundos lo que da una idea del ritmo infernal que plantearon los punteros.
CAMIONES: MONOPOLIO CHECO
En la categoría de los gigantes y pesados, el favorito neerlandés Janus Van Kasteren pronto se vio retrasado por problemas técnicos. Entonces los pilotos checos tomaron la posta. Por un momento parecía que el duelo estaría entre Martin Macik y Ales Loprais, sin embargo, hacia la mitad de la competencia el primero de ellos aprovechó bien los problemas de sus rivales, para establecer una diferencia de más de dos horas que administró cómodamente hasta el final.
Loprais escoltó a Macik a 1 hora 54 minutos 39 segundos, mientras que el neerlandés Mitchel Van Den Brink fue tercero a 4 horas 29 minutos 26 segundos del líder.
Finalmente, la categoría SSV fue ganada con susto por el francés Xavier de Soultrait, quien aventajó por apenas 2 minutos 25 segundos a Jerome de Sadeleer. Tercero quedó el piloto local Yasir Seaidan a más de una hora.
En Yanbu Arabia Saudita, los festejos, los abrazos con la familia y los puños en alto nos indican que las dos semanas se han ido y que el Dakar ha terminado. Probablemente mañana, ya se piense en el próximo. Los ganadores y perdedores se prepararán mentalmente para volver a buscar la gloria entre las arenas de alguno de los desiertos de nuestro planeta. Y así, mientras que brindemos con champagne por el año nuevo, los titanes se volverán a reunir para reiniciar el ritual.
*Jorge Luis Garay. Comunicador audiovisual, guionista y docente universitario. Redactor de contenidos en Perú Off Road & Racing
Fotos: Dakar Rally Website